La Importancia de la Formación Emocional en las familias.
Cada vez más, nuevos estudios científicos plantean los beneficios del bienestar emocional de los niños, para potenciar su capacidad de aprender.
Las familias pueden contribuir a desarrollar la inteligencia emocional comunicándose abiertamente con sus hijos, siendo empáticos con ellos y enseñándoles a serlo, y apoyándoles en el desarrollo de sus emociones.
La formación emocional de nuestros hijos ha ido cambiando hacia nuevos
enfoques, que van dejando de lado las prácticas tradicionales de corte
conductual, para dar paso al desarrollo de la inteligencia emocional en los
niños.
Una investigación sobre la incidencia de las emociones en el aprendizaje
de niños, niñas y jóvenes en contextos vulnerables, llevada a cabo por
científicos de la Universidad de Buenos Aires*, concluye
que las emociones son esenciales para el desarrollo de patrones de aprendizaje.
Este proceso se ve afectado por las expectativas, inclinaciones, prejuicios,
autoestima e interacciones sociales. Así, emociones, sentimientos y
pensamientos interactúan de manera significativa. Según los investigadores, esta
interacción afecta el funcionamiento cognitivo de los estudiantes, su respuesta
fisiológica y su capacidad para enfrentar desafíos educativos.
Maira
Pellegrino, psicopedagoga y maestra en educación Waldorf, subraya: “La autogestión
emocional en los niños es importante porque determina cómo se acercan al objeto
de aprendizaje. Enseñarles a conocerse y a respetar sus
propias emociones, sus desajustes cuando algo no les sale, poder amigarse con
eso y aceptarlo para después seguir creciendo, van de la mano”.
Según Pellegrino, el conocimiento en la infancia se adquiere más por
imitación que por lo discursivo. “Los adultos son puentes hacia esas emociones,
ellos no las conocen, son nuevas, se van despertando a medida que van
aprendiendo”, dice. Y agrega: “Si uno no está en un ambiente amoroso y cálido,
no se puede relacionar bien con los objetos de aprendizaje”.
En ese sentido, para que los niños puedan aprender a gestionar sus
emociones, es necesario un ambiente seguro en su familia para desarrollar la
creatividad y la imaginación, y enfrentar las limitaciones que causan emociones
como el miedo, la tristeza y la frustración. Un niño que desarrolla
herramientas de equilibrio emocional a temprana edad mantendrá una buena
relación con el saber y fomentará la curiosidad por seguir aprendiendo.
“Aunque cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje, el entorno
armonioso, el rol de los adultos y la validación emocional son fundamentales
para marcar una diferencia en su autoestima, aprendizaje y relación a largo
plazo con los objetos de estudio”, sostiene Pellegrino.
Así, una formación inteligente en lo emocional, se trata de ayudarlos a
desarrollar habilidades socioemocionales necesarias, para transitar la vida con
confianza y resiliencia.